18 Ene ¿Para qué hacer terapia?
A menudo me encuentro con personas que se preguntan por qué hacer terapia, y encuentran como respuesta una larga lista de argumentos, una serie de “cuentos que su mente les cuenta” y que acostumbran a no tener fin y no llegar a ningún lugar.
Si cambiamos la pregunta por qué por para qué hacer terapia, esto nos sitúa en el presente, automáticamente nos ayuda a conectar con nuestra necesidad y nos impulsa a mirar hacia adelante.
Todos los seres humanos experimentamos momentos en nuestra vida en los que notamos algún tipo de malestar psicológico expresado en forma de sufrimiento que puede tener diferentes niveles de intensidad. Son momentos de cambios importantes a nivel laboral, de pareja, pérdidas de seres queridos, crisis vitales, etc.
En estos momentos podemos sentir mucha confusión, emociones que no podemos gestionar o bien una sensación de falta de sentido y no saber cómo salir de todo ello.
La terapia busca propiciar un espacio necesario de comprensión y apoyo en el que poder reconocer dónde estás en este momento, y cómo te sientes estando ahí, y desde ahí reconocer cuáles son tus actitudes, tus creencias, las emociones que estás transitando y cómo las gestionas.
Algunas de las personas que vienen a terapia se muestran confusas y asustadas con lo que les está pasando, les asusta experimentar ansiedad, tristeza o rabia y las reprimen, lo que causa más confusión. Otras personas se dejan arrastrar por estas emociones, sin ninguna posibilidad de vivirlas conscientemente y terminan viviendo en un tsunami emocional constante.
El espacio terapéutico ofrece la posibilidad de tener un tiempo para uno mismo, y con la ayuda de un profesional aprender a reconocer, nombrar, ordenar, expresar y buscar recursos para vivir mejor lo que sucede.
A medida que avanza el proceso, y de forma natural, se va ganando capacidad de estar en contacto con las propias necesidades, se aprende a reconocer qué necesito y no tengo, o qué es eso que tengo en mi vida y no me hace bien.
Y ello me permite identificar hacia dónde quiero ir, qué necesito transformar para llegar a un nuevo lugar, sea este un cambio externo en mi vida, o un cambio interno que tenga que ver con la forma en que yo me tomo las cosas.
Y así el proceso terapéutico se convierte en un viaje interior que empieza por preguntarme para qué hacer terapia, como una forma de escucharme a mí mismo, y pasa por identificar dónde estoy para que desde ahí surja un movimiento natural hacia un nuevo lugar.
“El proceso terapéutico consiste en pasar de la necesidad de apoyarse en otro a la capacidad de apoyarse en uno mismo”. Fritz Perls
Por Mercè Perarnau.
Terapeuta humanista y sistémica.
Especialista en terapia Gestalt y constelaciones familiares.
Sorry, the comment form is closed at this time.